El inmueble, que fusionará comercio, gastronomía y sostenibilidad, se erige siguiendo los parámetros del sistema de certificación de construcciones sustentables LEED
El mundo se está poblando cada vez más de obras cuyos diseños en el papel y objetivos una vez levantadas son convertirse en estructuras multifuncionales y, sobre todo, sostenibles. Un claro ejemplo de ello es el Centro Comercial SOMA, un proyecto desarrollado por la empresa salvadoreña de capital alemán Root Shift Group en el municipio Antiguo Cuscatlán de la Zona Metropolitana de San Salvador.
Explica Armando Iachini, presidente de Construcciones Yamaro, que el proyecto (hoy día con un 45% de avance) es uno vanguardista, moderno y sostenible, con negocios orientados a la comunidad, la salud y el bienestar.
El inmueble tendrá dos niveles, con un área de construcción que alcanza los 2.709 metros cuadrados y un área útil de arrendamiento de 1.300 metros cuadrados. Evidentemente, espacios comunales y verdes habrá muchos, desde un parque central hasta un anfiteatro, pasando por terrazas que suman 1.850 metros cuadrados. Además, el lugar tendrá 98 lugares para estacionamiento de vehículos.
Y sí, cuando se dice que el SOMA será un inmueble sostenible es porque ha sido diseñado con una serie de características especiales para lograr el bienestar de la comunidad que lo visite y trabaje ahí, y por supuesto, con el máximo cuidado del medio ambiente.
Una obra que sigue las normas LEED
Una de las principales características del proyecto es que está inscrito en el sistema de certificación de construcciones sustentables o Leadership in Energy & Environmental Design (LEED), del organismo estadounidense Green Building Council (USGBC, por sus siglas en inglés). Los encargados de levantar el centro comercial, por cierto, esperan obtener la certificación LEED y convertir a SOMA en el primer centro comercial sostenible del país.
El sistema de certificación de construcciones sustentables de alto rendimiento es ampliamente utilizado en el mundo del diseño y la construcción. Eso, porque ayuda a la reducción de costos de energía, agua, y el mantenimiento y operación de los inmuebles. Además, reducen el polvo, cuidan el agua, evitan las escorrentías, mantienen las calles y aceras limpias, cuidan la salud del personal y capacitan a los obreros sobre las buenas prácticas de construcción, entre otras acciones.
Eso no es lo único que hace/hará especial al SOMA: el diseño del inmueble está basado en un estudio bioclimático que estuvo a cargo de los consultores guatemaltecos Enviro, quienes analizaron la incidencia solar, los patrones de viento y el entorno del terreno para priorizar vistas y maximizar la ventilación e iluminación natural de espacios comerciales y comunales.
Por si eso fuera poco, el edificio tendrá ventanas de alta eficiencia y aleros solares con pérgolas para proporcionar comodidad térmica a los visitantes que se encuentren en las áreas comunes. Otro componente sostenible es el ahorro del agua a través de inodoros y grifos de bajo consumo y la reutilización de aguas lluvias y grises… ¡y 10 paneles solares que generarán 10 kilovatios que proveerán un 20% del consumo de la energía eléctrica de las áreas comunes!