Esta epidemia obliga al sector construcción a pensar en mejores infraestructuras para el futuro, capacitadas para contener posibles brotes y garantizar la operatividad de la sociedad
Con más de 800.000 personas infectadas en el mundo y más de 3.000 millones en cuarentena, el Covid-19 se convierte en la primera pandemia del milenio, afectando la mayoría de los sectores productivos de la sociedad.
Un fuerte debate se ha creado en el sector construcción, planteando dos preguntas clave: ¿cómo edificar pensando en mejorar la calidad de vida de las personas y optimizar el rango de acción ante futuras pandemias? Y ¿cómo debe ser el nuevo enfoque a las construcciones de espacios públicos?
En Construcciones Yamaro, de la mano de su director Armando Iachini, están de acuerdo en que esta situación ha llevado al sector a repensarse de forma integral.
En algunos países el sector aún no ha decretado un alto, por lo que se hace necesario reforzar las medidas de higiene sugeridas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el personal de la obra.
Para garantizar las condiciones de seguridad en los trabajadores, se hace obligatorio su ingreso de forma escalonada y organizada a las obras para sí evitar aglomeraciones. En este punto también se deben colocar termómetros corporales para descartar síntomas.
Y, en caso de sospecha de la enfermedad, se recomienda la paralización inmediata de la obra, aislar los casos sospechosos y llamar a las autoridades de salud para realizar las evaluaciones respectivas.
Enseñanzas para el futuro
Es obvio que el mundo no se puede detener por completo ante una pandemia, lo que lleva al sector construcción y arquitectura a replantear sus creaciones de cara al futuro.
Sector salud
El covid-19 ha demostrado las vulnerabilidades y limitaciones de las infraestructuras hospitalarias para contener brotes epidemiológicos, por lo que los gobiernos se han visto en la necesidad de levantar (algo improvisado) unidades móviles y temporales de aislamiento y atención.
Se debe pensar la arquitectura hospitalaria para mejores condiciones de pacientes y del personal médico, con miras a garantizar el acceso universal y espacios aislados -en todo sentido- para evitar contagios en masa ante posibles nuevas pandemias.
Casas-oficinas inteligentes
La pandemia ha obligado a muchas empresas y organizaciones a activar la modalidad de “trabajo remoto” para que sus colaboradores puedan cumplir gran parte de sus funciones desde sus casas. Esto permite a las empresas aprovechar al máximo el talento de muchos colaboradores en cualquier parte del mundo, reduciendo significativamente los gastos asociados al mantenimiento de oficinas.
Se debe diseñar para que los trabajadores tengan en sus casas las comodidades necesarias a su alcance, con edificios inteligentes que ofrezcan puntos de acceso a internet desde cualquier espacio, luces led y/o amplias ventanas para reducir costos de facturación eléctrica y minimizar su impacto en el cambio climático.
Espacios públicos
En espacial para los espacios públicos de alta concurrencia, el reto está en diseñarlos para que se ajusten a las más óptimas prácticas de sanidad e higiene, capaces de contener cualquier propagación de futuras epidemias.
Deben contar con puertas amplias y con sistemas automatizados que permitan el tránsito peatonal evitando el contacto. Esto reduce de forma significativa el contagio y detiene la propagación de casi cualquier patógeno viral.
Estas siempre han sido ideas dispersas que se han mantenido en los sectores de construcción y arquitectura, pero que el reciente brote de coronavirus obliga a tomar aún más en serio e incluirlas en el desarrollo de las edificaciones del futuro, con miras a contener a tiempo futuras epidemias.
Este es un esfuerzo necesario que beneficiará a toda nuestra sociedad.